jueves, 11 de agosto de 2022

ACCIONES DE LA PROPUESTA BASE DE POLÍTICA PÚBLICA PLANETARIA PARA PREVENIR UN COLAPSO ECOSOCIAL





Introducción

El presente documento enmarca los nueve puntos consagrado en el Pacto Ecosocial del Sur[1] y las trece medidas sistémicas propuestas por Jorge Riechmann[2], dentro de la cosmovisión del modelo ecológico que propongo, a partir de las reflexiones realizadas por Luis Carlos Restrepo[3] y Leonardo Boff[4]; dicho modelo se configura como una unidad estructurada que nos muestra los principios que explican el funcionamiento del ecosistema mundo en sus diferentes niveles, tanto en la parte física como en las esferas privada, pública y trascendente de la parte humana, y por lo tanto, las decisiones que tomemos, soportadas en dicho modelo, nos permiten garantizar un mejor acierto de la elección, “necesaria para atender de forma razonable la crisis ecosocial” [5] de la pandemia y el calentamiento global.

 

Dichos puntos y medidas se deben convertir en acciones de gobierno, y por tanto en política pública, como “acciones de gobierno, que buscan cómo dar respuestas a las diversas demandas de la sociedad”, tal como lo señala Chandler y Plano. Para Franco Corzo, profesor de la universidad de Chicago, “lo que hace la política pública es dar un marco de análisis y acción para revertir lo indeseable, de manera organizada…que debe ser resultado de un proceso de investigación que implica el uso de un método para asegurar que la decisión tomada es la mejor alternativa posible para resolver un determinado problema público…incorporando diferentes conocimientos científicos”.

 

Así mismo, se realiza un desarrollo de los puntos y medidas propuestas con el fin de explicitar su propósito y alcance. Y para lograr este cometido se acudió a los trabajos realizados por Mariana Mazzucato[6], José Antonio Ocampo[7], María Florencia Moren[8] y otros documentos elaborados por Jorge Riechamnn[9].

    

Cosmovisión del modelo ecológico

 

La lógica de la cosmovisión del modelo ecológico nos demuestra que cualquier ecosistema físico o humano, funciona adecuadamente, sólo si, se articulan equilibradamente sus dos ejes constitutivos.

Nos enseña la Ecología, por ejemplo, que los ejes que conforman cualquier ecosistema físico son la diversidad y la dependencia, y por analogía, dichos ejes se pueden evidenciar en sistemas disímiles como la familia, la escuela, la fábrica, o el modelo de desarrollo de una sociedad.

Igualmente, el concepto de contaminación de cualquier ecosistema físico deriva, según la Ecología, de la afectación de alguno de sus ejes, bien sea la diversidad, si se disminuye la variedad de especies que alberga, o la dependencia, si se obstaculizan las cadenas alimenticias. Cuando esto ocurre, en cualquier ecosistema físico, afirmamos, que se debilita o se contamina dicho ecosistema. En consecuencia, la solidez y la riqueza de un ecosistema físico depende de la variedad de especies que hospeda y de la conjunción de esfuerzos por lograr lo que cada una de ellas necesita para su propio desarrollo.

Por su parte, como lo afirma el teólogo brasilero Leonardo Boff[10], lo que caracteriza lo humano es la polaridad, vale decir, el equilibrio entre sus dos polos que lo constituyen, uno individual y otro colectivo, porque cuando no se mantiene este equilibrio entre sus ejes constitutivos, los ecosistemas humanos, al igual que lo que sucede en los ecosistemas físicos, se debilitan, se contaminan o colapsan… lo cual aplica tanto para ecosistemas humanos ubicados en la esfera de lo privado, en lo público o en la dimensión trascendente del hombre.

La singularidad humana y la dependencia afectiva, afirma Restrepo[11], son los ejes constitutivos de los ecosistemas humanos de la esfera de lo privado, como la familia, por ejemplo; de igual manera sostiene que la “libertad económica y la justicia social” [12] son los ejes constitutivos de los ecosistemas humanos de la esfera de lo público, como lo son los modelos de desarrollo de los países del orbe; y por su parte, Boff[13], manifiesta que la libertad humana y la dimensión del misterio son los ejes constitutivos del ecosistema humano como especie, de la dimensión trascendente del hombre.

De manera que al descuidar el eje colectivo se han contaminado los ecosistemas humanos: las familias se han convertido, según sostiene el sacerdote Juan Jaime escobar, en "santuarios de egoísmo", los países en islas hegemónicas, y el ser humano, como individuo y como especie, en individuos soberbios y arrogantes incapaces de trascender su propio ego.

Nivel ecosistémico: esfera pública de los ecosistemas humanos  

Por analogía, afirma el psiquiatra Luis Carlos Restrepo, los dos ejes que constituyen los ecosistemas humanos en la esfera de lo público, tales como los modelos de desarrollo de los países del orbe, son la libertad económica y la justicia social, y de igual manera como acontece en los ecosistemas físicos, los ecosistemas humanos se debilitan, se contaminan o colapsan, cuando no se cuidan o no se mantiene este equilibrio entre sus ejes constitutivos.

Efectivamente, como el capitalismo está montado sobre el eje de la libertad económica y el socialismo sobre el eje de la justicia social, un énfasis exacerbado en el eje de la libertad económica, como en el caso del neoliberalismo, nos podría conducir al colapso de la civilización humana, como consecuencia del afán de productividad a ultranza y la consecuente “destrucción de los hábitats de animales, que tienden a acercar a nosotros virus letales que viven en animales salvajes”, tal como lo señala el divulgador científico David Quammen, que permiten advertir que, en algún momento sobrevendrá una corrección natural, si no replanteamos nuestro accionar; pero, por otro lado, si el desmedido énfasis se efectúa sobre el eje de la justicia social nos conducirá al descalabro de las economías, tal como sucede hoy en día con Venezuela.

Lo anterior implica que, para mantener la polaridad o equilibrio del ecosistema de la esfera pública de los modelos de desarrollo, los países capitalistas deben redireccionar sus acciones hacia la justicia social, y los países socialistas deben hacerlo hacia la libertad económica. Como ambos sistemas producen desequilibrios por hacer énfasis exacerbado en uno de los dos ejes, la racionalidad ecológica señala que equilibrar el modelo exige encaminar acciones hacia el eje descuidado.

Acciones de la propuesta base de Política Pública Planetaria

En desarrollo de la política pública planetaria propuesta para prevenir el escenario de colapso de nuestra civilización, y cuyo marco de análisis y de acciones está sustentado en el modelo ecológico, lo que a su vez permite asegurar que la decisión adoptada es la mejor alternativa posible para mantener la polaridad o equilibrio del ecosistema de la esfera pública de los modelos de desarrollo de los países del orbe, “los países capitalistas deben reinventar sus modelos de desarrollo, redireccionando sus acciones hacia el eje de la justicia social”[14].

De manera que, en concordancia con este derrotero ecológico, las acciones que deben emprender los países capitalistas, además de la ya señalada por el Presidente Macron de Francia en torno a la necesidad de definir cuáles bienes y servicios se deben sacar de la lógica del mercado, para ser regulados por el Estado; a la “condonación de la deuda que pesa en los presupuestos de los países más pobres” y a la necesidad de repensar el modelo extractivista  centrado en “combustibles fósiles, monocultivo y destrucción de la selva tropical”, conforme al llamado específico que hace el Papa Francisco a los gobernantes y empresarios del mundo, dichas actividades hacen referencia a los nueve puntos del Pacto Ecosocial del Sur y a las trece (13) medidas sistémicas propuestas por Jorge Riechmann[15].

 

Ambas propuestas coinciden en seis (6) aspectos, por lo tanto abordaremos en primera instancia dichas acciones coincidentes nombrando primero la propuesta por el Pacto Ecosocial del Sur y después la realizada por Reichmann: 

 

1.      Construcción de economías y sociedades postextractivistas/Socializar las compañías eléctricas y el sector bancario.

“Para proteger la diversidad cultural y natural, necesitamos una transición socio-ecológica radical, una salida ordenada y progresiva de la dependencia del petróleo, carbón y gas, de la minería, la deforestación y los grandes monocultivos. Es necesario transitar hacia matrices energéticas renovables, descentralizadas, desmercantilizadas y democráticas y modelos de movilidad colectivos, seguros y de calidad. Se debe reducir el riesgo frente al colapso climático, una amenaza más grave que la pandemia como nos muestran inundaciones, sequías, deslaves e incendios”[16].

Como la forma de pensar y de medir el PIB “restringe cuánto puede influir el Gobierno en el curso de la economía” [17] y en las acciones para el cierre de brechas sociales, es importante definir, en el propósito de equilibrar el ecosistema público de los modelos de desarrollo de los países del orbe, qué otros bienes y servicios se deben sacar de la lógica del mercado, para ser, no solo, regulados por el Estado, sino controlados bajo la plena nacionalización de algunos de ellos, y sobre este particular, Jorge Reichmann[18], plantea como medida de cambio sistémico socializar las compañías eléctricas y el sector bancario, pues tal como la afirma Mariana Mazzucato,  “nuestras economías tienden a premiar la extracción de valor antes que su creación, entendido como el proceso que verdaderamente impulsa una economía y una sociedad saludable”.

En ese sentido considera que las empresas del sector financiero se limitan a la extracción de riqueza para sí mismas, sin retribución alguna al consumidor, acrecentándose de esta manera la desigualdad. En efecto, “hay tres maneras de extraer valor las finanzas: creando una brecha, en forma de costes de transacción entre los proveedores y los receptores de la financiación… extraen una parte significativa de las ganancias sin jugar papel activo alguno en el proceso de producción; mediante el poder de monopolio de los bancos… pues el coste de los servicios financieros aumentó, a pesar del inmenso crecimiento de la industria financiera… de esta manera los consumidores no se benefician de las economías de escala… el costo menor de producción no se trasladó al consumidor)… otra manera de comprender este hecho consiste en medir el importe de la comisión cobrada por los bancos y compararlas con el rendimiento de la inversión… la proporción entre esta dos cantidades puede interpretarse como una especie de grado de la extracción del valor: cuanto más alta es la comisión, menor es la ganancia del inversor y mayor el beneficio del banco;  y los altos cargos en relación con los riesgos asumidos, en particular en la gestión de fondos… de pensiones por ejemplo, que se han convertido en una inmensa maquinaria de intermediación financiera… las comisiones de los fondos de alto riesgo han sido conocidas como “2 y 20”: una comisión del 2% sobre el volumen de activos gestionados y un considerable 20% de los beneficios materializados y no materializados. La socialización de la banca o regulación financiera puede utilizarse para recompensar la inversión a largo plazo y también para ayudar a dirigir las finanzas hacia la economía real, es decir, a la industria y a los servicios no financieros, y no solo a mantenerse a sí misma. Y finalmente, la extensión del modelo ex tracción de valor del sector financiero a la economía real… configuran la financiarización del sector productivo y desigualdad… el 0.01 % de las familias de EE. UU recibe en 2019 un 10% de los ingresos obtenidos por las familias restantes, tres veces el 3 o 4 por ciento que prevaleció en 1945 y 1980”[19].

En relación con las compañías eléctricas, para revertir el proceso de privatización de bienes comunes, como el agua y la energía, por ejemplo, Reichmann propone una “autogestión colectiva de las necesidades y los medios para su satisfacción…. pues, en un «mundo lleno», no se trata ya de un (imposible) aumento indefinido de la oferta, sino de una gestión global de la demanda” para evitar mayor presión a la naturaleza sobre el abastecimiento de agua y energía que requieren las compañías eléctricas y reemplazarlas paulatinamente con energía solar en desarrollo de una economía sustentable y de alta productividad, dado que “la racionalidad económica requiere que se maximice la productividad del factor de producción más escaso, en este caso el capital natural que se ha convertido en el factor limitante”… vale decir, agua y energía.

“En el «mundo vacío» de los comienzos de la industrialización, donde el factor trabajo escaseaba y el factor naturaleza abundaba, tenía sentido concentrarse en la productividad humana; en un «mundo lleno» en términos ecológicos, donde la situación es inversa (el factor trabajo abunda y el factor naturaleza escasea), hay que invertir en protección y restauración de la naturaleza, así como buscar incrementos radicales de la productividad con que la empleamos…observamos de nuevo cómo cuando se ha «llenado» o saturado ecológicamente el mundo, han de cambiar las reglas básicas de juego (en este caso, las estrategias de producción de bienes y servicios”[20].

2.      Transformación tributaria solidaria/ Reforma fiscal fuertemente progresiva, con impuestos al capital, a la herencia y a las grandes fortunas.

“Deben incluir el impuesto a la herencia, a las grandes fortunas, a los mega emprendimientos, a las rentas financieras y, como medida transicional, al daño ambiental. En lugar de que todos paguen impuestos universales, y solo algunos tengan protección social, proponemos que solo los que más tienen tributen, pero en cambio todos estén protegidos”[21].

 

La enorme desigualdad e injusticia social planetaria y la reactivación económica exigen imponer tasas de tributación más altas a los más ricos del planeta, según lo expresa el informe de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT), que dirige el colombiano José Antonio Ocampo.

 

El informe presenta recomendaciones para recuperar las economías de los efectos del COVID-19 y combatir la evasión y elusión fiscal relacionadas con gravar servicios digitales, imponer tasas de tributación más altas en sectores oligopolizados, acordar, a nivel global, un impuesto de sociedades mínimo efectivo del 25%, entre otras.

Según cifras de Oxfam, “en 2019, los multimillonarios del mundo, sólo 2.153 personas, tenían más riqueza que los 4.600 millones de personas más pobres juntos… y gravar un 0,5 % adicional de la riqueza del 1 % más rico en los próximos 10 años equivale a las inversiones necesarias para crear 117 millones de puestos de trabajo en educación, salud y el cuidado de los ancianos y otros sectores”.

Respecto de gravar los servicios digitales, en su libro “el impuesto digital en el mundo”, la Contadora Pública argentina María Florencia Moren[22], afirma:

“El nuevo mundo que surge a partir de la incipiente Economía Digital y los desafíos en el abordaje de las ganancias generadas por las grandes compañías internacionales que dominan el mercado… y que irrumpieron en un contexto favorable para la elusión fiscal… pues las leyes vigentes no contemplan sus características y, por lo tanto, facilitan la generación de los denominados “ingresos sin Estado”, donde las diferentes jurisdicciones no saben cómo delimitar su potestad tributaria… esa situación ha generado grandes distorsiones entre la presión tributaria efectuada sobre la ciudadanía y las empresas de la economía tradicional, versus la impuesta a la creciente economía digital… Ante las maniobras elusivas de las grandes compañías multinacionales, nació la necesidad de las Administraciones Tributarias de buscar una solución multilateral de consenso, de modo tal de armonizar la política fiscal internacional. Ya no se trata de enfrentamientos y disputas legales, sino de aprender a ceder y cooperar por el bien general… entre tanto, la rueda sigue girando y los datos que corren a través de Internet son abrumadores: hay más de 4 mil millones de usuarios web, existen 2 mil millones páginas web, se envían más de 150 mil millones de mails, Google recibe más de 4 mil millones de búsquedas, existen más de 3 millones de posts en blogs alrededor del mundo, más de 400 millones de tuits escritos, más de 4 mil millones de videos subidos a YouTube y más de 47 millones de fotos subidas a Instagram. Todo esto en un solo día. Y así se repite cada día… ¿A quién le pertenece esa información que circula en la web? ¿A quién le sirve? ¿Quién hace uso de tamaño volumen de datos? Y, ¿para qué?”.

En medio de la situación descrita la nueva normalidad exige un sistema justo y sostenible de fiscalidad internacional que permita imponer un gravamen global a las grandes empresas multinacionales que están obteniendo, además de muchos beneficios de la economía digital, la elusión fiscal, y la leve presión tributaria, sumergiendo a más personas en la pobreza, pues los Estados además de percibir menos ingresos para satisfacción de las necesidades de sus habitantes, tiene que “recurrir inevitablemente a una mayor presión tributaria sobre la ciudadanía y las empresas de economía tradicional”[23].

3.      Anulación de las Deudas Externas de los Estados/ Jubileo de deudas injustas e impagables (como se ha recordado más de una vez estos últimos años, la acumulación de capital tiene, como su reverso, la creación de deuda sin relación con la realidad biofísica y más allá de la posibilidad de reembolso).

“En estos momentos extraordinarios se justifica, dejar de pagar la deuda externa como se hizo en 1931/32, y como lo propuso la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el presidente de Francia Emmanuel Macron y el Papa Francisco. La cancelación de la deuda externa de los países del Sur global constituye un primer paso de reparación histórica, por la deuda ecológica y social contraída por los países centrales desde la colonia”[24].

El Papa Francisco en su mensaje URBI ET ORBI en la pascua 2020 hace un llamado específico a los gobernantes del mundo para que tomen medidas concretas de solidaridad:

“Animo a quienes tienen responsabilidades políticas a trabajar activamente en favor del bien común de los ciudadanos… y considerando las circunstancias, [es preciso que] se relajen…las sanciones internacionales de los países afectados, que les impiden ofrecer a los propios ciudadanos una ayuda adecuada… reduciendo, o incluso condonando, la deuda que pesa en los presupuestos de aquellos más pobres”[25].

4.      Una Renta Básica Universal/ingreso mínimo garantizado y esquemas de trabajo garantizado desde el sector público/reducir por ley el tiempo de trabajo asalariado, para redistribuirlo. Medidas de acompañamiento para redistribuir todos los trabajos (pagos e impagos)

“Que unifique la política social a través de la introducción de una renta básica para todos, y que sustituya las transferencias condicionadas focalizadas heredadas del neoliberalismo, para poder salir de la trampa de la pobreza. Tal como acaba de recomendar la CEPAL a los gobiernos latinoamericanos. Disminuir la jornada de trabajo sin disminución de salario, para repartir tanto el empleo formal como las tareas de cuidado”[26].

5.      Priorizar la soberanía alimentaria/Agroecología, agricultura de proximidad, permacultura. El consumo de productos de temporada está claro que ayuda a los agricultores locales y disminuye la huella ecológica por la reducción de la contaminación provocada por el transporte.

“En un momento en el cual la región latinoamericana presenta el mayor grado de concentración de la tierra a nivel mundial, es prioritario desarrollar políticas que apunten a la redistribución de la tierra, del acceso al agua y una profunda reforma a las políticas agrarias, alejándose de la agricultura industrial de exportación con sus efectos ambientales y sociales nefastos. Se trata de priorizar la producción agroecológica, agroforestal, pesquera, campesina y urbana, promoviendo el diálogo de saberes. Fortalecer los mercados campesinos y locales. Crear redes de distribución de semillas para asegurar su libre circulación, sin propiedad intelectual. Reforzar las redes de distribución campo-ciudad y la certificación comunitaria entre consumidores y productores. Fomentar la propiedad social, colectiva y comunitaria de la tierra, generando soberanía a quienes la cuidan y trabajan, y protegiéndoles de la especulación”[27].

En efecto, desde hace decenios, ecólogos como Ramón Margalef, H. T. Qdum o Barry Commoner han propuesto que la economía humana debería imitar la «economía natural» de los ecosistemas. La naturaleza, «la única empresa que nunca ha quebrado en unos 4.000 millones de años», según el biólogo Frederic Vester, nos proporciona el modelo para una economía sustentable y de alta productividad.

Por eso es preciso conocerla para aprender de ella el manejo que hace de los residuos y de la energía solar, que promueva la agricultura de proximidad, cuyo propósito es:  “Reconectar el campo y la ciudad, impulsando la producción, distribución y consumo de alimentos ecológicos, estacionales y de proximidad; promover la compra pública de alimentos con criterios de proximidad, ecología y comercio justo que contribuya a la reducción del derroche alimentario mediante los ciclos de distribución cortos; crear nuevos canales de participación, deliberación y decisión sobre las estrategias alimentarias municipales que sean transparentes y democráticos; impulsar los huertos urbanos de autoconsumo y los jardines alimentarios; reconocer la función social del campesinado a través del apoyo a bancos y ferias de intercambio de semillas y la promoción de la producción ecológica en los mercados municipales y en los mercados de campo; poner en marcha campañas informativas sobre productos locales agroecológicos”[28].

“Vivimos dentro sistemas mal adaptados, sistemas humanos que encajan mal en los ecosistemas naturales. Este problema de estructura exige una reconstrucción de la tecnosfera de acuerdo con principios de biomímesis”[29]. Los ecosistemas naturales funcionan a base de ciclos cerrados de materia, movidos por la energía del sol: ésta es su característica fundamental, si los contemplamos con «mirada económica». Se trata de una «economía» cíclica, totalmente renovable y autorreproductiva, sin residuos, y cuya fuente de energía es inagotable en términos humanos: la energía en sus diversas manifestaciones (que incluye, por ejemplo, el viento y las olas). En esta economía cíclica natural cada residuo de un proceso se convierte en la materia prima de otro: los ciclos se cierran. Por el contrario, la economía industrial capitalista desarrollada en los últimos dos siglos, considerada en relación con los flujos de materia y de energía, es de naturaleza lineal: los recursos quedan desconectados de los residuos, los ciclos no se cierran”[30].

6.      Desglobalización ordenada; “constitución de redes de cooperación bio-regional basadas en relaciones sostenibles entre los ámbitos urbanos, rurales y naturales en economías (y sistemas alimentarios) resilientes de proximidad”, por decirlo con Fernando Prats.

“Autonomía y sostenibilidad de las sociedades locales. La pandemia ha mostrado la fragilidad de las cadenas globales de producción, y la riqueza de los esfuerzos locales, y nacionales. La enorme creatividad de los pueblos latinoamericanos debe ser la base para los cambios políticos, que promuevan la autonomía y sostenibilidad de los territorios y sociedades locales. Corresponde fortalecer la autodeterminación de los pueblos indígenas, campesinos, afro-americanos y experiencias comunitarias urbanas populares en términos económicos, políticos y culturales; desmilitarizar los territorios y el conjunto de la sociedad; apoyar los mercados locales; democratizar el crédito, apoyar a las pequeñas y medianas empresas, la soberanía energética local comunitaria basada en modelos sustentables y renovables”[31].

En efecto, “después de haber sufrido dos grandes conmociones en los últimos diez años, la economía mundial está sufriendo una tercera debido a la pandemia del Covid-19. Por lo tanto, la globalización se enfrenta a una situación de “tres strickes y ponchado” que bien podría desencadenar una desvinculación gradual pero bastante prolongada del comercio y la inversión… el romance de varias décadas del mundo corporativo con cadenas de suministros globales rentables y gestión de inventario “justo  a tiempo” dará paso a un enfoque más localizado que implica la reorganización de ciertas actividades…encontrar formas de manejar un proceso ordenado y gradual de desglobalización parcial, incluyendo evitar un descenso a las interrupciones de la autoalimentación que resultan en dolor y sufrimiento innecesario para muchos”[32].

Proceso que reivindica lo local, denominado por algunos, proceso de glocalización.

7.      Abandonar el PIB como supuesto indicador de bienestar: desarrollar un sistema de cuentas físicas para complementar los indicadores monetarios de la Contabilidad Nacional.

Joseph Stiglitz, afirma “lo que medimos afecta a lo que hacemos; y si nuestras mediciones son defectuosas, las decisiones pueden tergiversarse”. Y Mariana Mazzucato[33], señala sobre este particular:

“…el modo en que se valoran los sectores influye en el cálculo del PIB, y esto a su vez influye en cómo decidimos dirigir la economía…la subestimación de algunas actividades -como cuidar a los niños, las actividades del Gobierno - y la sobrevaloración de otras -empresas contaminantes, sector financiero-… ha venido afectando la medición del PIB… la transferencia de fondos a los hogares, como las pensiones y los subsidios de desempleo, se definen en la contabilidad nacional como gasto de los hogares y no del Gobierno… (y por ello ) la contabilidad nacional ha estado registrando discretamente la contribución del Gobierno al PIB durante el último siglo… y la financiarización sigue siendo una fuerza poderosa para extraer valor en lugar de crear valor… cuando ganan dinero no sirven a la economía real, sino a sí mismas… claramente se necesita una medida distinta… las cuentas nacionales no son capaces de reflejar el valor añadido del Gobierno y tiene varias nociones importantes erróneas… el valor que crean las empresas gubernamentales no se muestra en las estadísticas oficiales…para reconocer que el sector público crea valor primero debemos encontrar maneras de contabilizarlo…”.

 

En consecuencia, es preciso no abandonar el PIB, como propone Reichmann, sino mejorar la medición de las actividades tradicionalmente subestimadas y sobrevaloradas, tal como lo plantea Mazzucato.

 

8.      Reducción drástica de la movilidad motorizada; salida de la soberanía del automóvil privado; urbanismo ecológico.

Otro sector en el que urge implementar la estrategia de gestión global de la demanda, adicional al recurso agua y energía, es el de transporte. “En un «mundo lleno», la idea de soberanía del consumidor es anacrónica. En lugar de ello, los poderes públicos democráticos deben diseñar estrategias de gestión de la demanda (no sólo en sectores donde la idea ya es de uso corriente, como el uso de energía o de agua, sino también en otros donde aún no ha penetrado esta nueva perspectiva: los transportes, el consumo de carne y pescado, el uso de recursos minerales, etc.) para no superar los límites de sustentabilidad, preservando al mismo tiempo en todo lo posible la libertad de opción”[34].

9.      Puntos y medidas restantes

Los tres puntos restantes del Pacto Ecosocial del Sur son:

1. Creación de sistemas nacionales y locales de cuidado que ponen la sostenibilidad de la vida en el centro de nuestras sociedades. El cuidado es un derecho y, como tal, debe incluir un rol más activo del Estado y de las empresas en consulta y corresponsabilidad permanente con los pueblos y comunidades. Esto permitirá combatir la precariedad laboral y alcanzar una mejor repartición de las tareas del cuidado, en términos de clases sociales y de género, pues el mismo recae de modo desigual sobre las familias y en ellas, sobre las mujeres. Debemos promover políticas públicas que enlacen cuidado con protección social, atendiendo las necesidades de personas mayores en situación de dependencia, niños y niñas, personas con discapacidad severa y demás individuos que no puedan atender sus necesidades básicas.

2. Recuperar y fortalecer espacios de información y comunicación desde la sociedad, actualmente dominados por los medios de comunicación corporativos y las redes sociales que forman parte de las corporaciones más poderosas de nuestros tiempos. Para disputar los sentidos históricos de convivencia, desde medios ciudadanos, pero también desde la calle, la plaza y los espacios culturales.

3. Por una integración regional y mundial soberana. Es imperativo favorecer los sistemas de intercambio local, nacional y regional a nivel latinoamericano, con autonomía del mercado mundial globalizado que abran alternativas al monopolio corporativo. Introducir monedas paralelas al dólar en diferentes escalas permitiendo una desconexión relativa de las peligrosas dinámicas del mercado mundial, fortaleciendo los intercambios entre países de la región y su diversificación económica complementaria.

Y las cuatro medidas restantes propuestas por Reischmann que se desarrollarán posteriormente son: 1. Renaturalización de zonas muy extensas en campos y ciudades; 2. Alfabetización e ilustración ecológica a escala masiva (también aquí el despliegue informativo y pedagógico sobre el coronavirus nos da la medida de lo que tendría que ser tomarnos de verdad en serio la urgencia ecosocial); 3. Desmercantilización de la vivienda; 4. Conversión industrial hacia la fabricación de bienes necesarios (hemos visto cómo las plantas automovilísticas se ponían a fabricar respiradores para las Unidades de Cuidados Intensivos; es sin duda un ejemplo inspirador…).

Finalmente, se incluiría una medida de restauración de los ecosistemas, fundamental para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, propuesto por el Foro Nacional Ambiental colombianoIncrementar a gran escala la restauración de los ecosistemas degradados y destruidos, es una medida de probada eficacia para luchar contra el cambio climático y mejorar la seguridad alimentaria, el suministro de agua y la biodiversidad[35].



[1]Esta iniciativa nace de un grupo de personas y organizaciones de diferentes países latinoamericanos… con el propósito de contrarrestar las dinámicas de reacomodo capitalista, concentración de riqueza y destrucción de ecosistemas que vemos surgir en medio de la crisis del COVID-19, que permitan configurar conjuntamente un horizonte colectivo de transformación para Nuestra América que garantice un futuro digno”. https://www.clacso.org/pacto-ecosocial-del-sur/

[2] Poeta, traductor, ensayista, matemático, filósofo, ecologista y doctor en ciencias políticas español. Reichmann, Jorge. La crisis del coronavirus como momento del colapso ecosocial. Viento sur, 09 de junio de 2020;  https://vientosur.info/spip.php?article16051

[3] Escritor, político, médico, psiquiatra y magister en filosofía colombiano, ex comisionado de paz durante la administración de Alvaro Uribe. 

[4] Teólogo, exsacerdote franciscano, filósofo, escritor, profesor y ecologista brasileño.

[5] Reichmann, Jorge. La crisis del coronavirus como momento del colapso ecosocial. Op. Cit.,https://vientosur.info/spip.php?article16051

[6] Economista, catedrática en economía de la innovación y valor público en el Universidad de Londres. Es considerada una de los tres más importantes pensadores en temas de innovación.

[7] Economista y político colombiano, exministro de Agricultura, exministro de Hacienda y exdirector de Planeación Nacional. Actualmente es director de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT).

[8] Contadora Pública argentina, maestrando en Gestión Pública y Desarrollo Gubernamental Universidad de Buenos Aires.

[10] Boff, Leonardo. Gracia y experiencia humana. Madrid: editorial Trotta, 2001. p. 159-161

[11] Restrepo, Luis Carlos. Ecología Humana. Una estrategia de intervención cultural. Bogotá: Editorial San Pablo, 1996. p.58-67.

[12] Restrepo, Luis Carlos. Más allá del terror. Abordaje cultural de la violencia en Colombia. Bogotá: Aguilar, 2002. p.107.

[13] Boff, Leonardo. Gracia y experiencia humana. Op cit., p.159.

[14]. La analogía de los ecosistemas físicos con los ecosistemas humanos de la esfera pública, la abordo en este artículo. Pérez, Oscar Alejandro “La postpandemia exige un capitalismo reinventado que incorpore lo mejor del socialismo y un socialismo readaptado que adhiera lo mejor del capitalismo”. El Informador, 13 de junio de 2020; https://www.elinformador.com.co/index.php/mas/blogs/234398-la-postpandemia-exige-un-capitalismo-reinventado-que-incorpore-lo-mejor-del-socialismo-y-un-socialismo-readaptado-que-adhiera-lo-mejor-del-capitalismo.

[15] Reichmann, Jorge. La crisis del coronavirus como momento del colapso ecosocial. Op Cit., p.13.

[17] Ibídem., p. 338

[18] Reichmann, Jorge. La crisis del coronavirus como momento del colapso ecosocial. Op cit. P.13.

[19] Mazzucato, Mariana. El valor de las cosas. Quién produce y quien gana en la economía global. Op Cit., p. 194-226.

[20] Reichmann, Jorge. ¿Cómo cambiar hacia sociedades sostenibles? Op Cit., p.115.

[23] Ibídem., p.11.

[25] Papa Francisco. La vida después de la pandemia. Ciudad del vaticano: Editice. 2020. p. 33.

[29] “El concepto de biomímesis (imitar la naturaleza a la hora de reconstruir los sistemas productivos humanos, con el fin de hacerlos compatibles con la biosfera) recoge esta estrategia, y, a mi entender, le corresponde un papel clave a la hora de dotar de contenido a la idea más formal de sustentabilidad”. Reichmann, Jorge. ¿Cómo cambiar hacia sociedades sostenibles? https://www.ucm.es/data/cont/media/www/pag-104576/3.%20C%C3%B3mo%20cambiar%20hacia%20sociedades%20sostenibles.%20Reflexiones%20sobre%20biom%C3%ADmesis%20y%20autolimitaci%C3%B3n.%20Jorge%20Riechmann.pdf, p 107-109.

[30] Ibídem., p. 17-19

[33] Mazzucato, Mariana. El valor de las cosas. Quién produce y quien gana en la economía global. Bogotá: Editora Géminis, S.A.S. 2019. p. 119-145.

[34] Reichmann, Jorge. ¿Cómo cambiar hacia sociedades sostenibles? Op. Cit., 115.

 

1 comentario:

  1. Hiomara Vargas. Recordado Dr. reciba un fraternal saludo. Que buena iniciativa está muy interesante. Felicitaciones. Un abrazo.

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