viernes, 31 de julio de 2020

DARWINISMO SOCIAL

 


Como en esta oportunidad el coronavirus está impactando es a la población más vulnerable que ha dejado el modelo de desarrollo imperante y su consecuente pandemia moral, la teoría del darwinismo social resurge en el presente, pues son los más débiles los que se han visto obligados a una mayor exposición al virus para conseguir el sustento de sus familias.

En efecto, es la precariedad laboral de los trabajadores formales e informales de américa latina, de los países subdesarrollados e incluso de los desarrollados, y las deficientes condiciones de salud y salubridad lo que ha generado, en esta población, una mayor exposición y vulnerabilidad al riesgo.

En contrate, en Nueva York, por ejemplo, las familias ricas se han venido trasladando a lugares exclusivos y menos poblados para disminuir su exposición al riesgo.  

Asistimos a lo que en la leyenda de Darwan “se conoce como una “economía de guerra”, en donde el más fuerte gana, y el más débil perece. Es la vieja historia de los ecosistemas y la supervivencia. Creemos que actualmente estamos viviendo algo nuevo, pero solo es nuevo para esta generación. Lo que ocurre ahora es exactamente igual. Nos peleamos por respiradores, por mascarillas, por personal, y llegaremos a donde sea por sobrevivir. No solo funciona a nivel de naciones o zonas, por supuesto, sino a nivel del individuo. Las peleas por llevarse todo lo que se pueda llevar de los comercios, la necesidad de recolectar provisiones hasta el infinito es propio de nuestro instinto primario, que nos dice “vienen tiempos difíciles, debemos cazar presas para superar el invierno”. El invierno es el coronavirus Covid-19, y la presa es el supermercado más cercano. La competencia, cualquiera que se lleve ese paquete de papel higiénico. Y “ay de aquel que intente que mis hijos no tengan todo lo que necesiten”. Los instintos de agresividad y supervivencia se alían. Y, cuando lo hacen, cualquier rastro de civilización desaparece en un instante”.

Es el instinto de supervivencia, donde prevalece el más fuerte y quedan expuestos los más vulnerables…que ha producido el orden vigente. En términos de la cosmovisión ecológica estamos frente a un modelo de desarrollo opresor que busca mantener la relación de dependencia, dominación e injusticia, en lugar de hacer salir del subdesarrollo, de manera similar a como, lo afirma Pérez Mercado Juan Francisco, el autoritarismo busca perpetuar la dependencia afectiva, en lugar de fomentar la independencia de la persona, impidiendo así, tanto a los países como a los adultos encontrar su propio camino de autonomía para no generar los abismales desequilibrios sociales que azotan al planeta.

miércoles, 1 de julio de 2020

URGE UNA CONVERSIÓN ECOLÓGICA GRADUAL, PERO RADICAL… EN LA POSTPANDEMIA


https://www.elinformador.com.co/index.php/opinion/39-columnas-de-opinion/235382-urge-una-conversion-ecologica-gradual-pero-radical-en-la-postpandemia

Lo que caracteriza a nuestra cultura, afirma Luis Carlos Restrepo, es el monocultivo… y ¿qué es el monocultivo?... son hectáreas y hectáreas sembradas con una sola especie, y sucede que una de las actividades que contamina auténticamente el medio ambiente es el monocultivo… ¿por qué razón?... Porque el monocultivo viola una ley natural, porque el monocultivo viola una ley de los ecosistemas, y es que todo ecosistema se mantiene es por la diversidad.

En efecto, como el monocultivo hace referencia a la “explotación intensiva de una sola especie… y a cultivos a gran escala…que revelan su debilidad por carecer de la protección inmunológica que les brinda la variedad”, su protección artificial, con pesticidas y químicos, es la que finalmente contamina el medo ambiente.

Pero, tal como lo denomina Idrobo J.M., la llamada “contaminación por el monocultivo” también se ha extendido al mundo entero, en sistemas tan disímiles como la escuela, la familia, la fábrica, y a la esfera jurídica, particularmente en la forma uniforme de administración, organización y gobierno de los municipios, entre otros.

La pasión por el uniforme, el limitado esquema educativo viso-auditivo para alumnos con capacidades de aprendizaje diferentes, la homogenización del trabajador en la fábrica, y las mismas leyes aplicadas a municipios esencialmente distintos, configuran la visión uniforme y antiecológica que caracteriza a nuestra civilización. 

Por lo tanto, urge una conversión ecológica gradual, pero radical, para restablecer el rumbo tal como lo afirma el sumo pontífice: “espero que este momento de peligro sacuda nuestras conciencias dormidas y permita una conversión humanista y ecológica que termine con la idolatría del dinero y ponga la dignidad y la vida en el centro”.

“…nuestra civilización, tan competitiva e individualista, con sus ritmos frenéticos de producción y consumo, sus lujos excesivos y ganancias desmedidas para pocos, necesita bajar un cambio, repensarse, regenerarse”.

 

“Ha llegado… el momento de reflexionar sobre las actividades económicas y el trabajo. ¿Por qué reinvertir en combustibles fósiles, monocultivos y destrucción de la selva tropical, cuando sabemos que ello agrava nuestra crisis medioambiental? ¿Por qué retomar la industria armamentística, con su terrible desperdicio de recursos y su inútil destrucción?... ¿estaremos dispuestos a cambiar los estilos de vida que sumergen a tantos en la pobreza, promoviendo y animándonos a llevar una vida más austera y humana que posibilite un reparto equitativo de los recursos?

Solo de esta manera, corrigiendo el rumbo, hacia acciones colaborativas y de bien común, que preserven y promuevan la diversidad al interior de los ecosistemas humanos y físicos, podremos superar la responsabilidad social y ambiental de mínimos que hemos exhibido, con la cual se han generado las desigualdades e injusticias imperantes y se ha acelerado el dramático deterioro del planeta.