Stephen Covey plantea que existen dos tipos de problemas: “Los crónicos y los agudos. Crónico significa subyacente, causal, continuado. Agudo significa doloroso, sintomático, debilitante, (…) y por tanto, hay que identificar sus raíces subyacentes y crónicas”, tal es el caso del vandalismo atroz y la polarización que devora a nuestra patria… que son solo los síntomas agudos del problema crónico del modelo agotado del neoliberalismo.
El tratamiento de los problemas agudos
del vandalismo y la polarización no soluciona la enfermedad crónica subyacente
de la crisis del modelo, que ha generado el dolor agudo del hambre y la
desigualdad en el mundo, y particularmente en nuestra nación, pues, según
cifras de Banco Mundial, en el año 2019, Colombia ocupó el primer lugar de
desigualdad en América Latina y el séptimo del mundo, del total de 194 países que
existen en el planeta.
Si bien censuramos y rechazamos el
vandalismo, que tanto daño le ha hecho a la economía del país, la repudiable acción
que condenamos con vehemencia no debe impedirnos ver el problema estructural,
subyacente y crónico de la crisis del modelo…que requiere un cambio.
Pero, por supuesto, no vamos “a cambiar
de tirano”, usando la expresión utilizada por el sacerdote Juan Jaime Escobar
en el contexto de su homilía del pasado 30 de mayo, o de tiranía del Mercado a
la tiranía del Estado, sino que la propuesta, que expreso desde esta columna de opinión, consiste
en adoptar el modelo de la cosmovisión ecológica, el cual se sustenta en el
funcionamiento de la naturaleza, que nos muestra que cualquier
ecosistema físico o humano, funciona adecuadamente, sólo si, se articulan
equilibradamente sus dos ejes constitutivos, en este caso, libertad económica y
justicia social, y que cuando no se mantiene este equilibrio, los ecosistemas, se
debilitan, se contaminan o colapsan…y tanto el modelo neoliberal, como el
socialista han producido desequilibrios al hacer énfasis exacerbado en
uno de los dos ejes, y la racionalidad ecológica señala que para que el modelo funcione
es preciso encaminar acciones hacia el eje descuidado, que es en lo que
consiste el modelo ecológico propuesto.
Efectivamente,
como el capitalismo está montado sobre el eje de la libertad económica y el
socialismo sobre el eje de la justicia social, un énfasis exacerbado en el eje
de la libertad económica, como en el caso del neoliberalismo, además de
profundizar la desigualdad, nos podría conducir al colapso de la civilización
humana, como consecuencia del afán de productividad a ultranza y la
consecuente “destrucción de los hábitats de animales, que tienden a acercar a
nosotros virus letales que viven en animales salvajes”, tal como lo señala el
divulgador científico David Quammen, que permiten advertir que, en algún
momento sobrevendrá una corrección natural, si no replanteamos nuestro
accionar; pero, por otro lado, si el desmedido énfasis se efectúa sobre el
eje de la justicia social nos conducirá al descalabro de las economías, tal
como sucede hoy en día con Venezuela.
Lo anterior implica que, para mantener
la polaridad o equilibrio del ecosistema de la esfera pública de los modelos de
desarrollo, Colombia, como país capitalista debe redireccionar sus acciones
hacia la justicia social, y los países socialistas deben hacerlo hacia la
libertad económica. Tal como lo reafirma el Dr. Alberto Merlano Alcocer: “Mayor igualdad en los países capitalistas en
vías de desarrollo y mayor libertad en los países socialistas, con ocasión de
su comentario a mi artículo “crónica de una bomba de tiempo anunciada”.
De manera que, en concordancia con este derrotero ecológico,
las actividades conscientes que se deben emprender en los países capitalistas
tendrán que girar en torno a definir cuáles bienes y servicios se deben sacar
de la lógica del mercado, según lo ha señalado el presidente Macron de Francia,
para ser regulados por el Estado; y en los países socialistas dichas acciones
deberán orientarse hacia el libre mercado de algunos bienes y servicios, y
hacia la libertad de empresa y libertad de opinión, para mantener la polaridad
que requiere el modelo de desarrollo del sistema socialista.
Me gustó el planteamiento que haces sobre el equilibrio entre libertad económica y justicia social como eje de una sociedad armónica y cohesionada: así como la interpretación que le das a los extremos. También destaco las referencias a algunos autores lo que le aporta mayor rigor académico al escrito. Dr. Ángel Massiris
ResponderBorrarEspaldarazo recibido con gratitud dr. Masssiris
BorrarExcelente conclusión de su artículo. Ya hice la tarea, lo renvié a muchos amigos. Gracias apreciado amigo.José Fernando Botero
ResponderBorrarExcelente Análisis, FELICITACIÓN...por un mundo mejor!!! Betty Petro.
ResponderBorrarExcelente articulo y demasiada claridad en la propuesta de adoptar el modelo de la cosmovisión ecológica. Que oportuna es en estor tiempos, la Alternativa que viene desarrollando Oscar en sus Columnas. Hay que hacerle ECO!!! Luis Alfonso Dix.
ResponderBorrarLo que necesita este país es desmontar el imperio de los privilegios y la corrupción; los gobernantes son nuestros empleados y no somos sus esclavos, basta ya de tanta sinverguenzura en el gobierno de las elites. Manuel Moscote.
ResponderBorrarQuerido Manuel, la corrupción, los privilegios y la esclavitud son también problemas AGUDOS, sintomáticos de la crisis crónica del modelo imperante, bien sea el neoliberalismo o el socialismo, que están en los extremos, así como lo son también la crisis medioambiental, la violencia, la pobreza, la mentira, es por eso por lo que se propone el modelo ecológico que busca un equilibrio entre LIBERTAD ECONÓMICA y JUSTICIA SOCIAL para que se minimicen los problemas AGUDOS mencionados.
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