La teoría de la dependencia, según el pensador brasileño Fernando Cardoso, define al fenómeno del subdesarrollo como un proceso social global y dialéctico, que surge como consecuencia del desarrollo del capitalismo industrial, y cuyo mecanismo básico de funcionamiento, consiste en crear, para generar y mantener su progreso científico-técnico y su creciente bienestar: un centro y una periferia donde se instaura la dependencia, el estancamiento económico, los desequilibrios sociales y las tensiones políticas, sin soluciones autónomas.
Par el teólogo brasilero Leonardo Boff, “el subdesarrollo no
es fundamentalmente, un problema de atraso técnico ni, por tanto, una fase
anterior al desarrollo; es un problema político y, por ello, consecuencia del “desarrollo”
dentro del sistema capitalista, dado que las economías no son independientes,
pues las metrópolis de los países más avanzados han absorbido las economías de
los países dependientes en el campo de la ciencia y de la técnica. De tal
suerte que se ha establecido un centro y una periferia con un sistema desigual de
intercambio generador de desequilibrios: la periferia suministra materias
primas y mano de obra baratas y el centro suministra ciencia y técnica
avanzadas”.
De esta manera, desarrollo y subdesarrollo no son más que el
anverso y reverso de una misma moneda, que van siempre unidos, en estrecha relación.
En consecuencia, afirma el teólogo, “el desarrollo no tiende
a hacer salir del subdesarrollo, sino a mantener la relación de dependencia.
Incluso, pude darse gran desarrollo dentro de un régimen de subdesarrollo, el
cuál mantiene en su interior, la misma estructura de dependencia”.
De manera, análoga, así acontece
también, con el ejercicio de la autoridad en el proceso educativo: o se
ejerce autoridad o se es autoritario. Pérez Mercado Juan Francisco, afirma que
“tienen en común estos dos conceptos el propósito de limitar y regular la
actividad del educando/niño. Pero difieren en que mientras quien ejerce la
autoridad busca y espera que el educando/niño se independice de él, quien
ejerce el autoritarismo persigue perpetuar la dependencia que respecto de
él tiene el infante”. Es decir, que así como el autoritario busca perpetuar la dependencia
del educando/niño, el desarrollo busca también mantener la relación de
dependencia centro/periferia.
Y es, en esta circunstancia mencionada de estancamiento
económico de la periferia que surge el asistencialismo y el paternalismo, los
cuales generan mendicidad y profundizan la dependencia, pues así como en la
esfera trascedente del hombre la gracia no exime al hombre del esfuerzo y de la
búsqueda, en la esfera pública de los modelos de desarrollo de los países, el
centro debería favorecer la autonomía de la periferia, pues la gracia otorgada
sin haber luchado y sufrido es paternalismo y no engrandece al hombre ni a los
pueblos, más bien los humilla porque los deja en la anterior situación de
dependencia y asistencialismo, dado que, así como la gracia que eleva al hombre
tiene que ser el don de una conquista, debe serlo también la autonomía de los
pueblos.
¿Será posible, entonces, alcanzar esta conquista en la
dimensión económica de los ecosistemas humanos
de la esfera de lo público de los modelos de desarrollo de los países del orbe, de manera que posibilite a los
países periféricos tradicionalmente dependientes alcanzar algún grado de autonomía
e independencia del centro o régimen de dominación del sistema económico
mundial?
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