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Evangelio según San Mateo 11,28-30
En aquel
tiempo exclamó Jesús:
“Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo
os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi
carga ligera”.
Palabra de Dios
En la línea de evangelios precedentes, continuamos con la
lectura del capítulo 11 de San Mateo, donde Jesús en una oración espontánea al
Padre Dios y también a sus discípulos, exclama: “vengan a mí, acérquense a mí
todos los que están cansados y agobiados por el peso de la vida” y nos hace una
promesa: “Yo los aliviare”.
Pero da la respuesta de cómo será ese alivio, y nos invita “A
cargar, no con el yugo de la ley judía, no con el yugo o la carga que imponen
los hombres, en la vida laboral, en la vida social y en la vida afectiva; sino
cargar con el yugo del evangelio que es suave y ligero, y aprender de Jesús,
que es manso y humilde de corazón, y solo aprendiendo del corazón de Cristo,
encontraremos descanso para nuestra alma”.
Pero hoy, preguntémonos 2000 años después, si Jesús veía
agobios y cansancio en los hombres y mujeres de su tiempo, hoy nos preguntamos
¿si más allá de la tecnología, del avance científico, del bienestar material,
de la calidad y nivel de vida material que hemos alcanzado en el siglo XXI, los
hombres y mujeres de nuestro tiempo, ¿vivimos de una manera más descansada?
La respuesta seguramente es no. Hoy hay un cansancio profundo
de la vida y nos preguntamos ¿a qué se debe? Y podríamos encontrar varias
respuestas. El cansancio del hombre no es necesariamente físico, orgánico o
material, aunque también lo hay; el cansancio del hombre no es solamente
emocional, anímico o mental, aunque también lo hay. El cansancio del hombre hoy,
es sobre todo un cansancio de la vida, que se manifiesta como rutina, como
hastío, como desencanto de los sueños que tenía frente a su vida.
Pero preguntamos y
repetimos el interrogante ¿qué puede generar este cansancio en la vida? Y nos
atreveríamos a dar varias respuestas.
I.
La
primera, hoy hay
Ø tanto ruido,
Ø hay tanto activismo en la sociedad
tecnológica que hemos construido,
Ø hay tantos compromisos laborales,
sociales, familiares, personales por atender,
Ø que el ser humano se siente DESBORDADO POR LA CARGA DE
INFORMACIONES, por la carga de mensajes, de estímulos y por la carga de
compromisos que hoy tiene que atender.
II.
Pero
también diríamos en un segundo momento, que hay un cansancio de la vida, porque
el ser humano vaciado de Dios, SE HA ENTREGADO AL MUNDO, a vivir de
Ø los deleites,
Ø los placeres,
Ø las vanidades,
Ø y de manera genérica del pecado, que
es promesa de felicidad, donde luego deja INFELICIDADES
Ø El ser humano vive de una manera
sibarita[1].
Cree que la libertad es vivirlo todo, probarlo todo, y en ese camino ha
extraviado su norte y ha olvidado, recordando el precioso texto del génesis,
que Dios nos ha dejó en este jardín del edén, en este jardín de la vida,
aprovechar y comer de los frutos de todos los árboles, menos del fruto
prohibido del árbol que está en mitad del jardín. Hoy el ser humano violando
esa norma, esa ley de Dios, esa sabiduría divina, se ha dicho o se ha dado
a la tarea de decirse a sí mismo
i.
“todo
lo puedo, nada me es prohibido, nada me es negado”, y en ese entregarse al
mundo y al pecado ha encontrado solo insatisfacción, ha encontrado tristeza, ha
encontrado depresión y sin sentido de la vida
III.
Pero
concluiríamos diciendo, que el cansancio de la vida, del hombre de hoy, más
allá del activismo de la sociedad democrática, más allá del vaciamiento
de Dios, y la entrega a la mundanidad, hay cansancio en el hombre de hoy,
por una tercera razón, SOMOS
MUY AUTOSUFICIENTES…nos llenamos de nosotros mismos, creemos tener la
verdad en todo; esto es lo que se llama sencillamente el orgullo, que es un
reafirmación del hombre hasta la divinidad, olvidando al verdadero Dios, y los
frutos están a la vista. Hoy en una sociedad de prepotentes, de orgullosos,
de autosuficientes llenos de si mismos, encontramos tantos hombres y
mujeres solitarios que sufren
en silencio y que la vida se ha vuelto una sumatoria de decisiones
equivocadas, donde han dejado matrimonios, familias, amistades, buenos empleos,
buenos estudios, porque el hombre sintiéndose dueño de su propia vida y sin
reconocer al verdadero Dios, ha equivocado el camino y el sentido ultimo de su existencia.
Hoy Jesús nos invita cuando nos sintamos cansados y llenos de
agobio, APRENDER DE EL Y DE SU CORAZON que es MANSO Y HUMILDE. Solo así
encontraremos descanso y verdad para nuestra vida.
Que el señor te bendiga en el nombre del padre, del hijo y
del espíritu santo...amén.
[1]
un
adjetivo que se aplica a una persona que vive con mucho lujo y refinamiento, o
que proviene de Síbaris, una antigua ciudad griega famosa por su riqueza.
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