viernes, 18 de julio de 2025

Aprender de Jesus que es manso y humilde

 




https://www.youtube.com/watch?v=0MjkxBXm0Nw






Evangelio según San Mateo 11,28-30

En aquel tiempo exclamó Jesús:

“Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.

Palabra de Dios

 

En la línea de evangelios precedentes, continuamos con la lectura del capítulo 11 de San Mateo, donde Jesús en una oración espontánea al Padre Dios y también a sus discípulos, exclama: “vengan a mí, acérquense a mí todos los que están cansados y agobiados por el peso de la vida” y nos hace una promesa: “Yo los aliviare”.

 

Pero da la respuesta de cómo será ese alivio, y nos invita “A cargar, no con el yugo de la ley judía, no con el yugo o la carga que imponen los hombres, en la vida laboral, en la vida social y en la vida afectiva; sino cargar con el yugo del evangelio que es suave y ligero, y aprender de Jesús, que es manso y humilde de corazón, y solo aprendiendo del corazón de Cristo, encontraremos descanso para nuestra alma”.

Pero hoy, preguntémonos 2000 años después, si Jesús veía agobios y cansancio en los hombres y mujeres de su tiempo, hoy nos preguntamos ¿si más allá de la tecnología, del avance científico, del bienestar material, de la calidad y nivel de vida material que hemos alcanzado en el siglo XXI, los hombres y mujeres de nuestro tiempo, ¿vivimos de una manera más descansada?

La respuesta seguramente es no. Hoy hay un cansancio profundo de la vida y nos preguntamos ¿a qué se debe? Y podríamos encontrar varias respuestas. El cansancio del hombre no es necesariamente físico, orgánico o material, aunque también lo hay; el cansancio del hombre no es solamente emocional, anímico o mental, aunque también lo hay. El cansancio del hombre hoy, es sobre todo un cansancio de la vida, que se manifiesta como rutina, como hastío, como desencanto de los sueños que tenía frente a su vida.

    Pero preguntamos y repetimos el interrogante ¿qué puede generar este cansancio en la vida? Y nos atreveríamos a dar varias respuestas.

I.                    La primera, hoy hay

Ø tanto ruido,

Ø hay tanto activismo en la sociedad tecnológica que hemos construido,

Ø hay tantos compromisos laborales, sociales, familiares, personales por atender,

Ø que el ser humano se siente DESBORDADO POR LA CARGA DE INFORMACIONES, por la carga de mensajes, de estímulos y por la carga de compromisos que hoy tiene que atender.

II.                 Pero también diríamos en un segundo momento, que hay un cansancio de la vida, porque el ser humano vaciado de Dios, SE HA ENTREGADO AL MUNDO, a vivir de

Ø los deleites,

Ø los placeres,

Ø las vanidades,

Ø y de manera genérica del pecado, que es promesa de felicidad, donde luego deja INFELICIDADES

Ø El ser humano vive de una manera sibarita[1]. Cree que la libertad es vivirlo todo, probarlo todo, y en ese camino ha extraviado su norte y ha olvidado, recordando el precioso texto del génesis, que Dios nos ha dejó en este jardín del edén, en este jardín de la vida, aprovechar y comer de los frutos de todos los árboles, menos del fruto prohibido del árbol que está en mitad del jardín. Hoy el ser humano violando esa norma, esa ley de Dios, esa sabiduría divina, se ha dicho o se ha dado a la tarea de decirse a sí mismo

                                                              i.      “todo lo puedo, nada me es prohibido, nada me es negado”, y en ese entregarse al mundo y al pecado ha encontrado solo insatisfacción, ha encontrado tristeza, ha encontrado depresión y sin sentido de la vida             

 

III.               Pero concluiríamos diciendo, que el cansancio de la vida, del hombre de hoy, más allá del activismo de la sociedad democrática, más allá del vaciamiento de Dios, y la entrega a la mundanidad, hay cansancio en el hombre de hoy, por una tercera razón, SOMOS MUY AUTOSUFICIENTES…nos llenamos de nosotros mismos, creemos tener la verdad en todo; esto es lo que se llama sencillamente el orgullo, que es un reafirmación del hombre hasta la divinidad, olvidando al verdadero Dios, y los frutos están a la vista. Hoy en una sociedad de prepotentes, de orgullosos, de autosuficientes llenos de si mismos, encontramos tantos hombres y mujeres solitarios que sufren en silencio y que la vida se ha vuelto una sumatoria de decisiones equivocadas, donde han dejado matrimonios, familias, amistades, buenos empleos, buenos estudios, porque el hombre sintiéndose dueño de su propia vida y sin reconocer al verdadero Dios, ha equivocado el camino y el sentido ultimo de su existencia.

Hoy Jesús nos invita cuando nos sintamos cansados y llenos de agobio, APRENDER DE EL Y DE SU CORAZON que es MANSO Y HUMILDE. Solo así encontraremos descanso y verdad para nuestra vida.

Que el señor te bendiga en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo...amén.

 



[1] un adjetivo que se aplica a una persona que vive con mucho lujo y refinamiento, o que proviene de Síbaris, una antigua ciudad griega famosa por su riqueza.


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