Para
cambiar un hábito nocivo y/o un comportamiento que se desea transformar, es
preciso primero modificar el paradigma que subyace en dicho hábito y/o
comportamiento, pues “mis actos están fundados sobre la creencia que constituye
el paradigma”, afirma Pérez Mercado Juan Francisco.
Un
paradigma, plantea Covey, es un marco de referencia, es un modo de ver el
mundo, las cosas y las personas, es un esquema mental para comprender y
explicar ciertos aspectos de la realidad que dan origen a nuestras actitudes y
comportamientos. “Los paradigmas, pues, determinan los pensamientos, los
sentimientos, las actitudes, los hábitos y actos de las personas. (…) por ejemplo:
si tengo el paradigma de que los seres humanos deben ser íntegros y rectos, y
me encuentro frente a la posibilidad de obtener un importante beneficio
personal mediante engaños a alguien, sentiré la inclinación a no engañarlo
porque si lo hiciera lesionaría mi integridad y mi rectitud”, afirma Pérez Mercado.
Cambiar el paradigma implica la operación de los dones
humanos de la autoconciencia y la voluntad, ya que con la primera valoramos
(identificamos guiones errados y principios básicos que rigen la conducta
humana) y con la segunda elegimos y decidimos (iniciamos proceso de
desaprendizaje/aprendizaje).
Cuando hacemos esto…rompemos el esquema
estímulo-respuesta, característico de los animales…pues aquí reside, en forma
incipiente, una de las características que nos distingue como especie… en
efecto, entre el estímulo y la respuesta existe la presencia en germen de la
libertad, la cual nos permite romper el esquema conductista, automático y
determinístico que caracteriza a la especie animal.
Este
proceso, señala Pérez Mercado “es una conquista, y una conquista difícil,
porque el viejo automatismo que ha sido desaprendido no desaparece y pugna
por seguir dominando la conducta interfiriendo el proceso del nuevo aprendizaje, y solo después de un combate queda
en estado de latencia. Es necesaria una vigilancia constante de la persona y una disposición permanente de
su voluntad independiente para lograr que en cada momento apropiado
el sujeto actúe obedeciendo [el
nuevo paradigma] hasta
lograr mediante la repetición que se afiance el aprendizaje del nuevo hábito”.
En consecuencia, si realizamos con frecuencia este
proceso descrito precedentemente, el espacio entre el estímulo y la respuesta
se va ampliando…y poco a poco vamos desarrollando esta capacidad incipiente, lo
que nos permitirá avanzar a una más alta libertad. La pandemia, precisamente, ha llevado a
replantearnos el paradigma de cómo debemos relacionarnos con el planeta y con
nuestros semejantes, pues de continuar así, vale decir, con el mismo paradigma
arrasador, las posibilidades de encontrar la plena sostenibilidad ambiental y
social del planeta se restringen dramáticamente.
El eje central de la encíclica
Fratelli tutti del Papa Francisco es precisamente un verdadero nuevo paradigma
civilizatorio: “un modo de habitar la Casa Común como frater hermano y hermana,
en la cual prevalece una fraternidad sin fronteras entre los humanos y también
con los demás seres de la naturaleza de la cual es parte, en contraposición al
paradigma de la modernidad asentado sobre el dominus, el ser
humano como amo y señor de la naturaleza y no parte de ella”.
Buen día Oscar, el problema ambiental que causan los monocultivos aunque es conocido por todos, es la única oportunidad que da la globalización y es lo que determina el "progreso" de los países latinoamericanos; este problema se conoce como el nuevo extractivismo y afecta a todos los países latinoamericanos que destruyen ecosistemas a un alto ritmo para ese negocio de multinacionales y lamentablemente de los empresarios cercanos al gobierno.
ResponderBorrarCarlos Enrique Castro
Si..... lamentablemente....cómo bien lo señalas...pero el pacto ecosocial del sur, liderado por Argentina y Brasil están levantando la mano.
BorrarMuy bueno el escrito, queda una con ganas d seguir leyendo, eso me pasó hoy🙏👏🌟
ResponderBorrarBetty Petro