El título del presente artículo no es un pronóstico ni una predicción sin evidencia acerca del modelo de sociedad o modelo de desarrollo que debe regir después de pasada la pandemia, sino que su enunciado se sustenta en la lógica de la cosmovisión del modelo ecológico, que nos demuestra que cualquier ecosistema físico o humano, funciona adecuadamente, sólo si, se articulan equilibradamente sus dos ejes constitutivos.
Igualmente, el concepto de contaminación
de cualquier ecosistema físico deriva, según la Ecología, de la afectación de
alguno de sus ejes, bien sea la diversidad, si se disminuye la variedad de
especies que alberga, o la dependencia, si se obstaculizan las cadenas
alimenticias. Cuando esto ocurre, en cualquier ecosistema físico, afirmamos,
que se debilita o se contamina dicho ecosistema. En consecuencia, la solidez y
la riqueza de un ecosistema físico depende de la variedad de especies que hospeda
y de la conjunción de esfuerzos por lograr lo que cada una de ellas necesita
para su propio desarrollo.
Por analogía, afirma el
psiquiatra Luis Carlos Restrepo, los dos ejes que constituyen los ecosistemas
humanos en la esfera de lo público, tales como los modelos de desarrollo de los
países del orbe, son la libertad económica y la justicia social, y de igual
manera como acontece en los ecosistemas físicos, los ecosistemas humanos se debilitan, se contaminan
o colapsan, cuando no se cuidan o no se mantiene este equilibrio entre sus ejes
constitutivos.
Efectivamente, como el
capitalismo está montado sobre el eje de la libertad económica y el socialismo
sobre el eje de la justicia social, un énfasis exacerbado en el eje de la
libertad económica, como en el caso del neoliberalismo, nos podría conducir al
colapso de la civilización humana, como
consecuencia del afán de productividad a ultranza y la consecuente “destrucción
de los hábitats de animales, que tienden a acercar a nosotros virus letales que
viven en animales salvajes”, tal como lo señala el divulgador científico David
Quammen, que permiten advertir que, en algún momento sobrevendrá una corrección
natural, si no replanteamos nuestro accionar; pero, por otro lado, si el desmedido énfasis se efectúa sobre el eje de la
justicia social nos conducirá al descalabro de las economías, tal como sucede
hoy en día con Venezuela.
Lo anterior implica que, para
mantener la polaridad o equilibrio del ecosistema de la esfera pública de los
modelos de desarrollo, los países capitalistas deben redireccionar sus acciones
hacia la justicia social, y los países socialistas deben hacerlo hacia la
libertad económica. Como ambos sistemas producen desequilibrios por hacer
énfasis exacerbado en uno de los dos ejes, la racionalidad ecológica señala que
equilibrar el modelo exige encaminar acciones hacia el eje descuidado.
De manera que, en
concordancia con este derrotero ecológico, las actividades conscientes que se deben
emprender en los países capitalistas tendrán que girar en torno a definir
cuáles bienes y servicios se deben sacar de la lógica del mercado, según lo ha
señalado el presidente Macron de Francia, para ser regulados por el Estado; y
en los países socialistas dichas acciones deberán orientarse hacia el libre
mercado de algunos bienes y servicios, y hacia la libertad de empresa y libertad
de opinión para mantener la polaridad que requiere el modelo de desarrollo del
sistema socialista.
Y, no menos importante, en ambos
modelos de desarrollo deben haber actividades contundentes hacia una conversión
ecológica gradual, iniciada ya, tal como lo señala Jeremy Rifkin, por la
generación millenial, quienes se han visto como especie en peligro de extinción
y reclaman la declaración de una emergencia climática y piden un “Green New
Deal”, vale decir, una Política intervencionista para luchar contra la
contaminación del planeta, que permita mantener una relación amistosa y
cuidadosa con la naturaleza, tal como lo propone la encíclica papal sobre el
cuidado de la Casa Común, para modificar “la percepción de la tierra como
negocio de mercado a superentidad viviente autorreguladora… que podría
contratacar de nuevo con pandemias más letales, si continuamos atacando a la
Tierra viva”, tal como lo señala Leonardo Boff.
En consecuencia, la cosmovisión
del modelo ecológico es la carta de Navegación que señala el norte que debe
orientar a economistas, académicos, empresarios y gobernantes del mundo para
readaptar los modelos de desarrollo imperantes y para enmarcar las acciones simultáneas
que se deberían desarrollar para desacelerar el deterioro al que hemos sometido
a la madre tierra y para cerrar las brechas de injusticia social, con el
propósito de garantizar la pervivencia y el bienestar de la especie humana.
oscaralejandroperezpalomino@gmail.com
Caramba Oscar! una propuesta válida para generar políticas públicas, acordes con los temas ambientales y la salud de la población.
ResponderBorrarCarlos Enrique Castro