¿Qué
es la felicidad, ese bien absoluto o supremo que todos nosotros, sin excepción,
buscamos? Aristóteles definió la felicidad como "el acto u operación del
alma conforme a la virtud perfecta". Por su parte, el sacerdote
Juan Jaime Escobar, en su
homilía, afirma que en su etimología griega la palabra felicidad
“no significa una felicidad que obtengo sino una felicidad que alcanzo...es una
felicidad a donde hay que ir, a donde hay que llegar…”. En virtud de lo anterior, como la felicidad
es una búsqueda y un punto de llegada, implica de un lado, el problema de dónde
la buscas, y de otro, que necesariamente debe haber un punto de partida.
Para el problema de dónde buscas la felicidad, el padre Juan Jaime plantea “que la sociedad tan consumista en la que vivimos es una sociedad que constantemente tiene un mensaje: es que ella dice que sabe dónde queda la felicidad (…) ¿en qué consiste ser feliz? comprar casa en no sé qué urbanización, meter al niño en el colegio en el que hablen cinco idiomas y tengan cuatro viajes internacionales, tener un i phone 14 o el i phone 18, la banda ancha, disney place, netflix, el play station 5, el BMW, la finca en no sé dónde, el viaje a no sé qué lugar, tomate esto, consúmete esto, acuéstate con esta, vive de tal manera”. Todas expresión de la época de la postmodernidad que vivimos.
“Nosotros hoy en día estamos
viviendo una época que se llama la postmodernidad. Y esta postmodernidad afecta
en gran medida la manera de amar y de concebir la felicidad, y las afecta por
una razón, porque la postmodernidad está centrada en el sentimiento, mientras
la modernidad que era la época anterior estaba centra en la racionalidad.
Son
dos las principales características de esta época postmoderna: la pérdida de las
utopías…los grandes ideales de la vida. Cuando uno tiene grandes ideales en la
vida, conseguir plata o ganarse el baloto, no es un gran ideal, cuando uno
tiene grandes ideales en la vida, ideal de servicio, ideal de entrega, ideal de
hacer un mundo mejor, entonces, automáticamente uno tiene una fuerza interior
para vivir la vida, para enfrentar la vida, para enfrentar las dificultades, pero
cuando hay ausencia de utopías, cuando no hay grandes sueños, cuando no hay
grandes ideales, entonces uno se cansa rápidamente porque uno no tiene un gran
ideal para vivir, y peor aún, cuando no hay ideales, el niño que me ama o la niña
que me ama se convierte en un ideal y cuando yo pierdo ese ideal, pierdo
inmediatamente las razones para vivir…la felicidad es la conciencia constante
del valor de mi existencia, lo demás es contentura; la otra característica, la
crisis ética que estamos pasando, pues los valores están construidos sobre una
base de mínimos en la que nos pedimos unos valores sobre un mínimo humano
posible, y no sobre una base de máximos en la que nos pedimos el mejor
comportamiento humano posible. En un caso nos planteamos una gran utopía, una humanidad
muy alta, en otro caso, nos resignamos a una humanidad de tamaño mediano,
mediocre...por eso hoy vivimos una ética muy permeable, muy elástica, y esa ética
cambia de persona a persona, porque antes la ética era de una sociedad, hoy la
ética es de un individuo…cada individuo tiene su propia ética, y cada individuo
se comporta de acuerdo a la ética personal que tiene”, afirma el sacerdote
colombiano.
Y por virtud de la postmodernidad cada individuo busca y concibe la felicidad sustentada no en grandes ideales sino en valores sobre un mínimo humano posible.
Aliña López. Hola dr. Óscar, había extrañado sus escritos
ResponderBorrarExcelente artículo dr. Óscar. Siempre he pensado que si tienes un sueño, si tienes propósitos que puedan contribuir a lograr que otros cumplan sus sueños, eso, nos da la felicidad. La felicidad no es sólo cuestión de tener…
ResponderBorrarQue bella reflexión sobre la felicidad! Y la postmodernidad, apreciado Óscar
ResponderBorrarDe antemano aplaudo tu intención de crear, indagar y compartir! Grande!!!
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