Profundizar
la descentralización y la autonomía en nuestro país, representa un desafío de enormes
proporciones, señala Hernández Becerra, dado que “con la descentralización se
transfiere poder a los territorios (...) y como dicho poder no lo ejerce la
ciudadanía, sino las elites políticas o las autoridades locales, manipuladas
por estas elites, surge la pregunta de ¿cómo lograr que la descentralización se
traduzca en poder para la ciudadanía, y no se pierda en esos peajes de los
grupos elites de las regiones?”
Resolver
dicho interrogante, afirma el profesor emérito, implica superar los cuellos de
botella de la descentralización, tales como, “el sistema político, la
corrupción administrativa, el deficiente diseño constitucional de la
organización territorial del Estado, la escasa participación ciudadana” y la política
nacional/general de ordenamiento territorial que privilegia el enfoque
sectorial, vale decir, centralista.
Como existe “un
fermento federal/autonómico que todavía no se ha aprovechado”, el ex magistrado
Hernández Becerra propuso unas estrategias en el foro internacional por una
Colombia federal celebrado en julio de 2023 en Santa Marta…”se trata de cambios
quirúrgicos y puntuales, de orden constitucional o legal, que encaminen
progresivamente la organización territorial hacia las proximidades del
federalismo…estrategias de cambios cuidadosamente seleccionados y planificados
que formarían un nuevo proceso de descentralización, que con ventajas sobre el
anterior, el que arrancó en el 91, se fijaría propósitos concretos y
verificables y tendría como norte transformar la organización territorial bajo
la inspiración del principio federalista/autonómico:
I.
REFORMAS LEGALES. 1. Otorgar más competencias
al departamento para coordinar a los municipios; 2. Establecimiento de
estatutos departamentales especiales y diferenciados; 3. Devolución de
competencias nacionales al departamento; 4. Federalismo cooperativo…por medio
de los principios de concurrencia, subsidiariedad y coordinación. Funciones
constitucionales que no han tenido desarrollo legal; 5. Adaptar el sistema
general de participaciones.
II. REFORMAS
CONSTITUCIONALES, que son de mayor calado que requieren más fuerza y respaldo
político: 6. Departamentalizar la elección de senadores…acabar con la
circunscripción nacional. Esto significa que se arrebatan a los territorios su
representación política en el senado; 7. Elección de Diputados en
circunscripciones uninominales. Que no se elijan por listas…sino por
distritos…para que cada división territorial tenga su representación; 8. Convertir
a los departamentos en autoridades ambientales, es decir, suprimir las CARS y
pasar esas funciones a los departamentos; 9. Reducir el número de diputados…21
son muchos”
Respecto del
ajuste de la política general de ordenamiento territorial al nuevo orden,
expresado como modelo de forma de estado descentralizado, se analizarán los
planteamientos del Dr. Angel Massiris, que implican una revisión de las
políticas sectoriales de desarrollo económico de intervención del Estado, por
cuanto son determinantes del ordenamiento territorial. En efecto, “dentro de
estas políticas, las sectoriales constituyen directrices o determinantes de los
planes de ordenamiento territorial. Se destacan las políticas de ordenamiento
ambiental, de desarrollo económico, social y cultural y de ordenamiento de
áreas geoestratégicas. (…) la territorialización de estas políticas, dentro de
un contexto de desarrollo territorial sostenible y armónico, constituye el reto
del ordenamiento territorial”.
Si bien los
municipios son los competentes constitucionalmente para reglamentar los usos
del suelo en su jurisdicción, “el 82,3% del suelo es regulado por el gobierno
nacional”, señala el geógrafo Fabian Suarez.
En consecuencia,
continua señalando Hernández Becerra, si “el Estado no transvasa sus competencias
y recursos en las entidades territoriales, si no hace un esfuerzo mayor de
financiación directa a los gobiernos municipales y departamentales…se re-centraliza,
como ha ocurrido en los últimos 30 años, perpetuándose de esta manera el
abandono, la precariedad de servicios en la periferia, la inseguridad y la
violencia que nos ha acompañado durante toda nuestra existencia republicana, al
no intentar combatir la causa originaria de nuestras violencias internas: el
inequitativo reparto del poder, concentrado en el centro de su territorio”.

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