Como es una metodología de
resolución o de administración de conflictos, en una forma creativa y
constructiva, precisa entender el conflicto “como una construcción social, una
creación humana, con posibilidades de ser conducido, transformado y superado
por las mismas partes, con o sin ayuda de terceros, y que expresa una
insatisfacción o desacuerdo sobre cosas diversas”, según lo expresara la dra.
María del Rosario Torres en el curso de negociación estratégica celebrado el
pasado mes de noviembre.
De lo anterior podemos decir que
el conflicto es diferente a la violencia, porque aquel se presenta por la
simple interacción humana donde surgen insatisfacciones, desacuerdos,
problemas, percepciones diferentes, discusiones, discordias, disputas; mientras
que la violencia, es consecuencia de un conflicto mal manejado, un conflicto
que ha escalado, pasando por la polarización, la ruptura de la comunicación, el
ejercicio violento, y en su fase de destrucción, hasta la eliminación del
oponente.
De manera que, es nuestro
comportamiento, en una situación determinada, el que facilita el escalamiento o
el desescalamiento del conflicto…por lo tanto, si no somos vigilantes de
nuestro actuar cotidiano, provocaremos la escalada del conflicto, con las
posturas polarizantes, que son el pan diario de cada día, aquí y en la
conchinchina, por ejemplo, o con la distancia emocional intensa que se adopta, y/o
con la ruptura de la comunicación con familiares, amigos y compañeros de
trabajo.
En consecuencia, es crucial que
nos demos cuenta de que con nuestro proceder cotidiano o somos constructores de
convivencia pacifica o estimuladores de escalamiento de conflictos…ese darnos
cuenta es lo que se denomina técnicamente la representación del conflicto…y si
no me doy cuenta…soy vulnerable al conflicto…y el primer paso de la prevención
es la representación del conflicto. Por tanto, si quiero prevenir la
contaminación en mi nicho afectivo familiar o en mi ámbito laboral, debo ser
muy cuidadoso para que mis comportamientos no estimulen el escalamiento del
conflicto.
Pero, cuidar mis comportamientos,
implica el enorme desafío de conocer y reconocer la emocionalidad humana, para
gobernar mis emociones y comprender la emocionalidad comprometida del otro. Y
adicional a esta gran dificultad, como somos analfabetas afectivos por virtud
de la cultura, que ha relegado el afecto al cuarto de san alejo, exhibimos una
gran incapacidad y torpeza para manejar las pasiones humanas y por ende para
manejar los conflictos…porque dicho analfabetismo es el caldo de cultivo que
origina el escalamiento del conflicto en el quehacer cotidiano. Para ofrecer
algunos elementos que nos permitan aproximarnos a esta compleja dimensión
emocional, desarrollaremos más adelante los estilos de comportamiento DISC que
categoriza a las personas en cuatro perfiles: Dominante (D), Influyente (I),
Servicial (S) y Concienzudo (C).
Sin embargo, de manera
pragmática, tener la perspectiva del sentido del largo plazo, es una de las
mayores habilidades que debe ostentar quien opta por la convivencia pacífica. En
efecto, “cuando se ve una situación determinada en el largo plazo…cambian de
proporción los problemas (…) Unos que en el momento se ven como grandes
problemas, solo son pequeños inconvenientes desde una óptica de largo plazo”,
así lo señala José Ignacio Tobón en su libro, cuando describe el método Harvard
de negociación.
Muchísimas gracias primo, que Dios te siga dando esa sabiduría innata
ResponderBorrarQ berraquera...mi doctor
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