El conflicto es dinámico también, en virtud de los niveles de interacción conflictual, entendida, según David Singer “como un acto, que puede ser interpretado como causa de otro…vale decir, que el primer acto provoca, produce u ocasiona el segundo”. McClelland y Hoggard delinearon tres tipos de interacción: cooperación, participación y conflicto; y posteriormente Mansbach y Vasquez describen tres aspectos o variables de la interacción que permiten explicar los fenómenos de cooperación tanto como los de conflicto: 1. Acuerdo/Desacuerdo; 2. Realización de actos positivos/Realización de actos negativos; y 3. Amistosidad/Hostilidad.
“El hecho teórico que llevo a la postulación de
estos tres aspectos o variables de la interacción fue el descubrimiento de que
la dinámica de la cooperación tiende a ser una función de
características relacionadas con los TEMAS y OBJETIVOS en conflicto,
mientras que la dinámica del conflicto tiende a estar en función de
características relacionadas con los actores”, señala Entelman.
“Es claro que las últimas dos variables tienen que
ver con las actitudes y la conducta de los actores, mientras que la primera se
vincula con los temas y objetivos en la obtención de acuerdos o generación de
desacuerdos”.
“Este carácter multidimensional de la interacción
permite comprender que no debe visualizarse la intensificación o moderación de
la conducta interactiva en uno solo de los tres niveles. La espiral que
representa el ascenso o descenso de la conducta requiere que las tres variables
se muevan en una misma dirección realimentándose recíprocamente…dada una
continuidad de desacuerdos, se produce un intercambio de actos negativos y un
aumento de la hostilidad. Para revertir un proceso de escalada en que las tres
variables se mueven en el mismo sentido, es indispensable producir un cambio de
dirección al menos en una de ellas (…) la crisis de los misiles cubanos en 1962
fue un ejemplo típico de desescalada de un conflicto, a niveles más bajos de
intensidad, mediante el intercambio de actos positivos sobre temas ajenos a las
especificas metas del conflicto conceto”.
Es importante anotar que “La escalada y desescalada
se dan como modificaciones de la intensidad de la conducta conflictiva dentro
de una relación socia que por ser tal, es reciproca. En este sentido, el
análisis de la escalada y de la desescalada esta conceptualmente vinculado con
las nociones de intensidad e interacción”.
Por tanto, desde la noción de intensidad, en la que
la que “producida una escalada del conflicto, la contraparte, generalmente se ve obligada a
responder con una conducta de magnitud mayor”…y para poder revertir dicho
conflicto, la única forma de desescalarlo es no responder con una conducta de
magnitud mayor… pues como se mencionó, “una respuesta con intensidad mayor
genera a su vez el circulo de provocar en el otro, autor de la escalada
originaria, una nueva reacción de ascenso de la conducta”; y, desde la noción
de interacción, es posible disminuir la hostilidad si se realizan actos positivos
o una reducción de los actos negativos.
En virtud de lo anterior, para revertir la
escalada, sin la necesidad de la intervención de un tercero, se requiere de gestos
unilaterales, bien sean desde la intensidad de la conducta conflictiva o desde
la interacción conflictual; desde la intensidad…no respondiendo con una
conducta de mayor magnitud; o desde la interacción…realizando actos positivos o
reduciendo los actos negativos.
En consecuencia, es el guiarse por un bien
colectivo ontológicamente superior en la perspectiva de largo plazo el que da
origen a esos gestos unilaterales, desde el elemento intensidad, pues, “cuando se ve una situación
determinada en el largo plazo…cambian de proporción los problemas (…) Unos que
en el momento se ven como grandes problemas, solo son pequeños inconvenientes
desde una óptica de largo plazo”, y por otro lado, “el intercambio de actos
positivos entre los actores sobre temas ajenos al conflicto”, son los que
posibilitan revertir la escalada.
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