El reconocimiento es una necesidad humana fundamental,
conforme lo establece Abraham Maslow, ubicada en el penúltimo nivel de la
pirámide de necesidades. “Este nivel de jerarquía de las necesidades humanas
también es conocido como estima y tiene que ver con el modo que nos valoramos
nosotros y como nos valoran los demás”, afirma el psicólogo español Jonathan
García-allen. Es decir que esta necesidad tiene dos vertientes, “una
inferior, que incluye el respeto de los demás, la necesidad de estatus, fama,
gloria, reconocimiento y reputación; y otra superior, que determina la
necesidad de respeto de sí mismo, incluyendo sentimientos como autoconfianza, competencia,
logro, independencia y libertad”.
Estatus y autoestima son, pues, las dos vertientes de la
necesidad de reconocimiento, las cuales corresponden: a la conformidad gregaria,
como polaridad negativa, y a la individualidad, como polaridad positiva, para satisfacer
la necesidad de “sentimiento de identidad”, según el esquema de necesidades
propuesto por Erick Fromm; y al espejo
social, que arrastra hacia a la mediocridad, a través del software cultural, y
a la pasión, que conduce a la grandeza, como fuerza creativa, conforme lo
establece Stephen Covey. Estatus, conformidad gregaria y espejo social, por un
lado, y autoestima, identidad y pasión, por el otro, son las dos vertientes del
reconocimiento al correlacionar los tres esquemas descritos.
El espejo social, es el paradigma social imperante, vale
decir, “las opiniones, percepciones y paradigmas de las personas que nos
rodean…que son más proyecciones que reflejos, pues proyectan las preocupaciones
y las debilidades de carácter de las personas en las que se originan. Y como el
paradigma social imperante es el dinero, las posesiones y el placer…entonces la
vida de las personas está centrada en el dinero, en las posesiones, y en el
placer; por su parte, la pasión, es el fuego, el deseo, la fuerza de convicción
y el impulso que sostiene la disciplina para alcanzar la visión del proyecto de
vida personal. Cuando no se posee la pasión, que surge de hallar y utilizar la
propia voz para servir grandes propósitos, el vacío se llena de inseguridad y
de parloteo de mil voces que provienen del espejo social”, sostiene el Sócrates
americano Covey.
De manera que, continúa afirmando Covey, “cuando el sentido
del mérito personal proviene del patrimonio, la persona es vulnerable a todo lo
que pueda afectar ese patrimonio, (…) y su valía personal y autoestima está
determinada por esos bienes y propiedades (…) y el beneficio económico es su
criterio para la toma de decisiones. (…) Así mismo, el trabajo es un medio
necesario para obtener dinero, y no un fin de servicio, y su fuente de
seguridad y realización es el dinero, y las posesiones son pruebas del éxito
económico y símbolos del status”.
Es por eso que, como consecuencia de lo mencionado, el
sacerdote Juan Jaime Escobar señala que “La satisfacción no está afuera…nunca
se queden esperando a que la gratificación venga de afuera porque entonces le
entregarán su felicidad a los demás; si los demás los reconocen, los aplauden y
hablan bien de ustedes…ustedes se alegran, pero si no los aplauden, no los
reconocen y no hablan bien de ustedes…ustedes se afligen. NOOOOO. LA
SATISFACCIÓN ES INTERIOR… es el gozo, la alegría, la satisfacción de que he
hecho lo que tenía que hacer. ¿Y qué tenía que hacer? Amar a mi esposa, amar a
mi esposo, amar a mis hijos, amar a mis padres, estudiar, trabajar, hacer el
bien…no para que me reconozcan o me den algo…sino por la alegría y el gozo de
LLEVAR UNA VIDA JUSTA Y BUENA, gracias a la fuerza de la FE. (…) pero hacer el
bien no es fácil, hacer el bien es algo heroico, pues implica el olvido de sí
mismo”, vale decir, una protección deficiente de nuestros derechos para
garantizar un nosotros.
Mensaje de navidad y año nuevo
Somos muy laxos al autoevaluar nuestro comportamiento y muy exigentes al evaluar el ajeno. Este es el asunto medular de la crisis moral de nuestra nación, pues no hemos concentrado la fuerza en el foco donde ejercemos mayor influencia… nosotros mismos y la familia, lo cual nos ha debilitado y empobrecido espiritualmente, al permitirnos algunos vicios y algunas pequeñas corrupcioncitas, que, como no son públicas, trascienden poco, y su impacto queda reducido a la esfera privada.
Es preciso, entonces, reencauzar la energía y exigencia hacia nosotros mismos para evolucionar como personas y como familia… reflejo y fundamento de la sociedad, para aportar nuestro grano de arena en el proceso de reconstrucción ética de nuestra patria… y no perpetuar en nosotros y en el seno de nuestra familia lo que tanto criticamos afuera…es el deseo de cambio en esta navidad y año y nuevo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario