La pandemia generada
por el COVID-19 ha permitido visibilizar grandes temas relegados en la post-
modernidad, tales como, la crisis medioambiental, las desigualdades
estructurales del sistema imperante, la urgencia de las política públicas, la
necesidad de la incorporación del eje del misterio en las decisiones humanas, la
priorización de las cosas esenciales de la vida, el negacionismo de la crisis eco-social
y de sus causas, y la gestión del riesgo.
Hoy nos
ocuparemos del tema de la gestión del riesgo, cuyos componentes constitutivos son
la vulnerabilidad y la amenaza; la amenaza hace referencia al “fenómeno,
natural o provocado, generador de la inminencia de peligro”, y la
vulnerabilidad es la “predisposición que tiene un sistema de ser afectado de
forma negativa ante una amenaza”. De manera que el riesgo se materializa cuando
por la vulnerabilidad, el huésped resulta afectado por la amenaza.
El mayor
margen de maniobra que tenemos los seres humanos en la gestión del riesgo es en
el componente de la vulnerabilidad, pues escapa al poder humano impedir la
ocurrencia de fenómenos naturales, y por tanto, su accionar, en el caso de
amenazas, queda restringido al conocimiento del riesgo, la elaboración de mapas
de amenazas y la prevención de la
ocurrencia de fenómenos provocados por él mismo, como por ejemplo, la
proliferación de virus generada por la “destrucción de los hábitats
de animales, que tienden a acercar a nosotros estos virus que viven en animales
salvajes”, tal como lo señala el divulgador científico David Quammen.
En cambio,
el espectro del accionar de la vulnerabilidad es mucho más amplio, pues además
del conocimiento e identificación se puede reducir la vulnerabilidad mediante
la adopción de medidas de mitigación, correctivas y preventivas, para suavizar
su impacto.
Sin embargo,
paradójicamente, como el COVID-19 no ha resultado tan letal como “el virus del
ébola, considerado uno de los agentes patógenos más agresivos para los seres
humanos...mata a más del 50% de los casos, pero se propaga con menos facilidad…
o la gripe española que acabó con la
vida de 50 millones de personas, considerada hasta la fecha la epidemia más
letal de la historia en un periodo tan corto de tiempo”, según Ángeles Pillado,
ha sido el régimen vigente y sus inherentes desequilibrios, el que ha provocado
las condiciones que han expuesto y colocado en situación de vulnerabilidad a
los 1.300 millones de pobres multidimensionales del planeta.
En efecto,
han sido las condiciones de pobreza, informalidad y precariedad laboral,
morbilidad, infraestructura deficiente del sistema de salubridad, generadas por
el orden vigente, así como el negacionismo de la crisis, sus causas derivadas
del modelo extractivista y la negligencia de los gobiernos para prepararse ante
el virus predecible, y no el carácter letal del virus, lo que ha materializado
el riesgo de afectación a más de 20 millones de contagiados y ocasionado la
muerte a 750.00 personas aproximadamente, con fecha de corte 14 de agosto.
En
consecuencia, el gran desafío de la gestión del riesgo está no sólo en, no destruir los hábitats de animales salvajes para
impedir la ocurrencia de la amenaza de virus más letales, y hacer frente a la amenaza del cambio climático manteniendo el
aumento de la temperatura por debajo de los 2 grados centígrados para prevenir
la ocurrencia de olas de calor, deshielo de los glaciares, incendios
devastadores, ciclones tropicales, inundaciones y sequías; sino en disminuir el
riego, estableciendo mecanismos que contribuyan
de manera anticipada a la localización, construcción y funcionamiento seguro de
la infraestructura, los bienes y la población para cada amenaza identificada,
según lo consagra la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres.
Oscar felicitaciones por tu visión y argumentos sobre el Covid 19, realidad que vivimos y tú lo analizas con carácter profundo y diferente a los inconscientes gobernantes de este planeta. Alberto Campo.
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